Helicobacter pylori, el microorganismo que reina en la mayoría de nuestros estómagos.
Helicobacter pylori (H. pylori) es un microorganismo gram negativo que es microaerofílico lo cual le permite crecer en la membrana basal de nuestro estómago y adaptarse así, al medio gástrico que es ácido. Fuente:Wikipedia
Cuando una persona es diagnosticada con la infección por H pylori, se alarma y cree que todos los síntomas que presenta son debido a este microorganismo y no es así en todas las ocasiones.
Se debe destarcar que un 20-50% de la población mundial presenta dicha infección y no siempre se asocia con síntomas. En la gran mayoría de los casos, los pacientes son asintomáticos, algunos de estos debutan con gastritis en la adolescencia pero son más lo que debutan en la adultez después de los 30 años de edad (1,2).
Los métodos de diagnóstico para la infección por H. pylori son diversos, y se clasifican en métodos invasivos y no invasivos. Por lo general, los métodos más conocidos en países desarrollados son los no invasivos que se realizan por un Test de Urea Expirada que sirve más para estudios de prevalencia y el Test de Antígenos en Heces que orienta al médico de que existe un infección activa actual que puede coincidir con los síntomas del paciente. Muchos pacientes en países en vías de desarrollo son diagnosticados mediante métodos más específicos e invasivos como son a partir de una endoscopia del tracto digestivo superior y que permiten realizar estudios a través de la biopsia tomada de diferentes zonas del estómago, siendo la curvatura mayor, el sitio en el que con más frecuencia se encuentran los H pylori. Mediante la biopsia se puede realizar Test de urea, Cultivo, Histopatología, PCR para detección del microorganismo. Hay que resaltar que dicho gérmen tiene una distribución en forma de parches y que la toma de más de una biopsia en muchos casos es necesaria para un mejor diagnóstico(4).
El tratamiento de la infección por H. pylori está determinado por la edad del paciente, su sintomatología, las pruebas diagnósticas realizadas, un balance dietético adecuado, estudio psicológico de los síntomas y signos, así como, estudiar posibles contactos que hayan podido ser la fuente de infección para asegurar un mejor tratamiento farmacológico sin recaídas.
Hoy en día, los tratamientos farmacológicos varían mucho pero centran su base en los criterios establecidos por ROMA IV tanto para diagnóstico como para tratamiento. Los medicamentos antibióticos ampliamente recomendados son: metronidazol o claritromicina como tratamiento microaerofílico y amoxicilina, ciprofloxacina y otras flouroquinolonas como terapia coadyuvante. Unido a esto se emplean otras drogas como son los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, lanzoprazol) y las sales de bismuto para ayudar con la dispepsia(1-4).
La eliminación de la infección por H. pylori en ocasiones, produce un Esófago de Barrett que se considera una complicación, por lo que es necesario evaluar adecuadamente la sintomatología antes de realizar un tratamiento. Además, muchos pacientes tienen recurrencia de la infección debido a que en ocasiones son tratados sin ver sus antecedentesfamiliares ni convivencia con otras personas que pueden ser asintomáticas y tener dicha infección. Les recomiendo desde mi punto de vista microbiológico que toda persona diagnosticada con H. pylori, le pida recomendaciones a su médico para evitar que al poco tiempo, la persona vuelva a recaer y presente síntomas y le sea diagnosticada nuevamente la infección (4,5).
Espero les sea útil la información y la compartan.
Referencias:
- J Neurogastroenterol Motil. 2017 Jul 30;23(3):325-333. doi: 10.5056/jnm17018.
- Gut Liver. 2017 May 15;11(3):349-357. doi: 10.5009/gnl16055.
- Scand J Gastroenterol. 2013 Jun;48(6):652-6. doi: 10.3109/00365521.2013.786132. Epub 2013 Apr 5.
- J Trop Pediatr. 2012 Jun;58(3):231-4. doi: 10.1093/tropej/fmr060. Epub 2011 Jul 13.
- Moayyedi, Lacy, Andrews et al. Am J Gastroenterology 2017; 112: 988-1013
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